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Artículo "Trust the Process": los Sixers apuestan y aciertan con el mejor pívot de la próxima década Sports

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"Trust the Process": los Sixers apuestan y aciertan con el mejor pívot de la próxima década

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Joel Embiid se llevará 150 millones tras jugar solo 31 partidos en 3 años

Omar Naboulsi

11 Octubre 2017 13:33

Getty

Es muy probable que estemos delante de uno de los mayores pelotazos de la historia del deporte, al menos en la relación entre minutos jugados como profesional y el dinero firmado.

Joel Embiid ha hecho saltar la banca con su renovación con los Philadelphia 76ers. La bandera del "Trust the Process" -el fenómeno de reconstrucción de la franquicia basado en sus jugadores jóvenes- se llevará 148 millones de dólares en los próximos cinco años habiendo jugado 31 partidos de 246 en la NBA.

¿Una imprudencia por parte de los Sixers? Nada más lejos de la realidad.

Este camerunés tiene el potencial necesario para ser el mejor pívot de la NBA durante muchos años, y lo ha demostrado cuando ha estado en pista promediando 20 puntos, 8 rebotes y más de 2 tapones por partido solo en 25 minutos por noche.



Muchos critican su renovación por el contrato máximo porque solo ha disputado 800 minutos de los 12.000 posibles por culpa de las lesiones. Contratiempos graves en el pie, la espalda y la rodilla que le hicieron pasarse en blanco sus 2 primeros años en la liga. Una etapa amarguísima con la muerte de su hermano Arthur, de 13 años, como puntilla.

Quizá los Sixers han apreciado alguna mejora física, porque le quedaba un año de contrato -con posibilidad de igualar cualquier oferta- y han preferido darle un cheque en blanco ya. O simplemente se han dado cuenta que "The Process" no se entiende sin Joel Embiid. Después de tantos años de tankeo sistemático, no tenía sentido dejar de confiar en su estrella con más potencial. De lo contrario, ¿para qué habría servido tirar 4 temporadas a la basura? ¿Valdría la pena perder 253 partidos de los últimos 328? 

Todas esas humillaciones se las tragaron para poder seleccionar en el Draft a Markelle Fultz, Ben Simmons, Saric y Embiid, pero el pívot de Yaoundé es la cara visible del proyecto.

También es una estrella de las redes sociales. Sus aventuras en Twitter -900k seguidores- e Instagram -1,2M- con Rihanna, Kim Kardashian o LeBron James le convierten en el embajador glamouroso de una franquicia que desde Iverson no tenía a alguien con tanto carisma.



My brother @paulpogba #TheProcess #LaLegende ??????

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Con 23 años tiene el estado de Pensilvania a sus pies, pero hasta hace poco ni siquiera jugaba a basket. En la lista de países más pobres del mundo está su Camerún natal, que aparece en el puesto 36° por la cola, pese haber escalado más de 20 posiciones en los últimos 5 años. También ocupa una de las últimas posiciones en desarrollo humano, la tasa de mortalidad en bebés supera el 55.8% y en adultos roza el 10%. Embiid tuvo suerte y siempre tuvo un nivel de vida por encima de la media. Siendo hijo de militar jamás le faltó comida, ropa y la posibilidad de estudiar.

Desde que era un niño sabía entrenaría duro cada día y saldría de Camerún rumbo a Europa para ser una leyenda del voleibol. Sí, has leído bien, el volley era su pasión hasta que cumplió 15 años.

Con esa edad cambió de deporte, aunque su padre estuviera en contra. Su primer entrenador de baloncesto le dio un regalo que ha influido en toda su carrera: una cinta con las mejores jugadas de Hakeem Olajuwon, el mítico pívot nigeriano que emigró a los Estados Unidos con 17 años y dominó la NBA durante una década larga, una historia parecida a la suya y a la de otros como Manute Bol o Dikembe Mutombo.

La cosa es que cada noche, antes de ir a dormir y después de los entrenamientos, Embiid repasaba la cinta memorizando cada paso de los movimientos de pies de Olajuwon, por eso a nadie le sorprende cómo los mueve:



Al igual que su ídolo, fue a los 17 cuando se fue a América. Dos años después de que cogiera por primera vez un balón de baloncesto participó en un campamento organizado por Luc Mbah a Moute, el alero camerunés de los Houston Rockets, en Yaoundé.  Fue él quien le ayudó a conseguir plaza en un instituto de Florida y hacer que el público estadounidense alucinara con la coordinación de una bestia de 2,13m y 113 kilos.

En la Universidad de Kansas acabó por explotar, pero en el vestuario miraban con recelo a un gigantón con 3 años de experiencia en baloncesto y solo 2 hablando inglés de manera fluida. La percepción de los africanos por parte del sus compañeros le disgustó y optó por inventarse una historia para ver su tope.

"Cuando llegué a Kansas, usaba eso en mi ventaja, hablando sobre cómo maté a un león y así me convertí en un hombre, porque a los seis años tuve que entrar en la jungla, matar un león y cargarlo en la espalda hasta mi aldea para demostrar que era un hombre. Y lo creyeron, no sé.... Pero esa es la percepción que tienen en Estados Unidos sobre los africanos", explicó en un podcast el año pasado.

Ahora no le preocupa a nadie si mataba leones o no, simplemente confían en "The Process".



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