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Las noches de esta madre son realmente heroicas
Playground community
19 Marzo 2018 17:59
“Si mi madre tuviera ruedas, sería una bicicleta” y “si tuviera ocho brazos, un pulpo”. Seguro que has oído esas expresiones, frases usadas para criticar a quien lanza hipótesis absurdas o fantasiosas. Pero algunas madres desearían tener a veces ruedas, y radares y varios pares de brazos, para poder lidiar con situaciones tan reales como la que enfrenta cada noche la protagonista de nuestro vídeo.
Con ocho brazos sería más fácil evitar que uno de estos pequeños bebés se pueda hacer mucho daño al caerse la cama, reptando cual culebrillas. O sería también más fácil retener al hermano mayor, que aventaja a sus compis trillizos en la habilidad básica de la que los otros aún carecen: andar, correr, saltar, subir, bajar con energía infinita.
Andar, anda. Pero el diablillo aún no es tan rápido como para huir de mami. Al menos, mientras mami aún tenga reflejos y aliento para culminar esta partida de tetris, con piezas de carne sonrosada, a la que juega cada noche. Y esto es tan solo la hora del pijama. Porque también existen la hora de despertarlos, la hora de darles el desayuno, la hora del cambio de pañal (si su regularidad es tan similar como su aspecto físico), la hora del paseo…
En la hora del paseo, los padres seguramente manejan un coche amplio y muy chulo… Pero probablemente no era el modelo de descapotable con el que soñaban cuando eran más jóvenes y ni siquiera imaginaban un futuro tan movidito y lleno de emociones.
Nos quedan aún la hora del baño, la de la cena y -de nuevo- la hora del pijama para bailar una vez más esta extravagante danza en la que con un par de ojos y un par de manos, hay que batirse contra cuatro hiperactivos entes que hacen que la mascota que asoma en un rincón del vídeo parezca un remanso de calma y tranquilidad cuyo mayor inconveniente es que suelta pelo.
Practicando este deporte cada noche, irremediablemente, los cuatro diablillos irán desenvolviendo una capacidad para compincharse para distraer, para enloquecer a mami. Y cuando ya todos puedan sostenerse sobre sus dos piernecitas, cada noche serán las 24 horas de Le Mans o un disparatado rally en el que, risa va, risa viene, el progenitor a cargo tendrá que espabilarse y ser mitad guardia de tráfico, mitad Ángel de la Guarda.
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