Nada puedes negarle a tu pareja, nada a tus hijos. Y nada a tu mascota. No sé si son leyes inexorables pero lo parecen. Algo así debió pensar este popular youtuber con más de dos millones de seguidores y que responde al nombre de penguinz0. El joven ha sumado algunos gramos adicionales a su fama con un vídeo en el que nos muestra su última idea para hacer feliz a su mascota.
Tetra, su joven husky, ya era una cuadrúpeda estrella de Instagram. Ahora es u poco más famosa gracias a sus carreras, sus saltos y sus chapuzones extasiados entre bolas de colores. Bolas de plástico que penguinz0 ha adquirido aprovechando el cierre de Toys’rUs. Baratísimas, dice. Y no ha dejado pasar la oportunidad. 5400 bolas en total.
Tetra es feliz cuando se hunde del hocico a la cola en ese inmenso mar de plástico. Un mar que también le sirve al youtuber para surfear sobre su tabla de bodyboard por esos 5 metros de pasillo que gracias a su espíritu lúdico se han convertido en un parque de atracciones multicolor para su can. Faltan los Beach Boys sonando.
En realidad, lo que ha hecho penguinz0 es un ‘back to the roots’ en todo regla. Porque, por si no lo sabías, las piscinas de bolas se inventaron allá por los años 70 del siglo pasado como atracción casera. Se trataba de pequeñas piscinas con bolas de colores para que los niños jugaran dentro de casa. Las bolas sustituían al agua en estas nuevas piscinas para evitar que el salón o el dormitorio acabaran con los muebles empapados. Y además con la seguridad de no tener que estar atentos al juego de los niños en todo momento.
penguinz0 se ríe además de otro mito: que las piscinas de bolas son para críos. ¿Seguro? Ya sabemos que dentro de cada adulto aún habita un niño. Bueno, en alguno caben dos o tres infantes si se ha ido las manos con la comida. Pero no hay un adulto sano mentalmente que al acudir a una fiesta infantil no haya pensado “yo, ahí”. Por eso, en algunos países han nacido parques de bolas para adultos. ¿Por qué disimular, diciendo que es una terapia para desestresar? Se hace porque apetece. Y punto.
Y tú, ¿harías algo así en tu propia casa con tal de tener a tu perro feliz?
