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Quien ose cruzar un paso de zebra con el semáforo en rojo se irá a casa con la ropa mojada
Playground community
30 Abril 2018 18:10
Una de las funciones básicas de cualquier Gobierno es la de hacer cumplir las leyes. Cuando hablamos de ciudadanos que incumplen la Ley nos vienen a la mente criminales que roban, que dañan o se cobran vidas, y luego acaban delante de un Juez y un fiscal implacables, y un abogado defensor de grandes dotes oratorias que trata de persuadir a un Jurado de que, al fin y al cabo, la cosa no es para tanto. Pero hay muchos tipos de incumplimiento. Muchas cuestiones “menores” en las que todos caemos en un momento u otro, incluso sin mala fe, y para las que la persecución policial y judicial no tienen razón de ser. El problema es cuando esas infracciones menores ponen en peligro vidas. ¿Cómo abordar la cuestión de la prevención entonces?
En la ciudad china de Huangshi, en la provincia de Hubei, las autoridades han aguzado el ingenio para tratar de dar respuesta a esa pregunta de la mejor manera posible. Desde el pasado 18 de abril, en las principales calles de la ciudad funciona un nuevo sistema para evitar que los peatones crucen la calle con el semáforo en rojo o traspasen los límites de la calzada afectando a la seguridad del tráfico. ¿El método? Una línea invisible trazada por células fotoeléctricas detecta al peatón que quiere pasar cuando no le toca y le penaliza… con un chorro de agua.
El divertido vídeo nos muestra las reacciones de quienes, sin querer, o para poner a prueba el nuevo sistema, traspasan el límite y son inmediatamente vaporizados… con agua. El sistema es tan inocuo como eficiente. Aunque muchos de los vecinos se han mostrado escépticos con todo tipo de comentarios en redes sociales, todo el mundo se mantiene en su sitio. Al fin y al cabo, a nadie le gusta ir por la vida con los glúteos empapados.
No es la primera vez que estas pequeñas transgresiones han sido gestionadas en formas “alternativas”. También en China, en la ciudad de Dazhou, de la provincia de Sichuan, han instaurado un curioso método para crear conciencia en relación a los peligros que supone cruzar la calle cuando no debes. En esa ciudad, la multa de tráfico en casos menores o la multa a peatones impacientes puede ser evitada si el infractor pide sinceras disculpas en redes sociales y consigue que, al menos, veinte personas crean en su arrepentimiento en forma de “me gusta”.
También recordamos la campaña llevada a cabo el año pasado en Francia bajo el lema "No corra el riesgo de ver la muerte de cara. Cruce respetando los semáforos". Los peatones que cruzaban la calle mirando a su teléfono móvil en vez de prestar la debida atención se veían sorprendidos por un potente ruido de frenazo repentino de un vehículo, generando un momento de pánico que quedaba inmortalizado en tiempo real. Una campaña de gran impacto visual que no ha tenido continuidad.
Es en estas situaciones cotidianas en las que se pone a prueba el talento de las soluciones públicas, donde la recaudación por multas no es el objetivo, sino garantizar que, aún a pesar de nosotros mismos, nuestros despistes, desinterés e incluso negligencia, las cosas se hacen de tal forma que optemos por comportarnos y cumplir con las normas que pueden parecer fastidiosas pero garantizan nuestra seguridad y la de otros.
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