Acostumbrados a que los peces generalmente escapen despavoridos ante la mínima presencia humana, este vídeo puede dejar alucinado a más de uno. Y es que en él se puede apreciar a varios peces amaestrados, obedeciendo las órdenes de una chica, demostrando una gran inteligencia.
La situación se dio en el resort de Dolphin Quest, en la isla hawaiana de Oahu. En él podemos ver a una trabajadora del centro, que se encuentra en un estanque del mismo acompañada de varios peces. Al principio la vemos rociando de arena a varios de ellos, que disfrutan de lo lindo arremolinándose alrededor de ella para disfrutar de su particular spa.
Sin embargo, después viene lo más impresionante: un inteligente pez globo que, después de que la chica le muestre un objeto (en el primer caso, una diana pequeña), nada hacia el otro lado para reconocerla entre cuatro objetos diferentes: el pez, obediente, no duda en ir directamente hacia la mano que posee la misma diana.
Directamente después repiten la prueba con otro objeto, en este caso un pequeño delfín de juguete. Al ir hacia los cuatro objetos, el pez globo va acercándose uno a uno, hasta que finalmente da con el correcto, quedándose plantado delante del mismo. Después hace lo mismo con cuatro cuadrados con distintos colores y formas. Increíble, ¿verdad?
Los peces, más inteligentes de lo que creemos
Quizá lo que más sorprende de este vídeo es el hecho de que sean peces, animales que han sido mitificados como seres con una muy mala memoria, por lo que se les ha tachado muchas veces de ingenuos y poco inteligentes. Esta leyenda urbana está reflejada en la conocida película Buscando a Nemo, y en su personaje Dory, que olvidaba absolutamente todo a los pocos segundos.
Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Según Kevin Warburton, experto en el comportamiento de estos animales de la Universidad Charles Sturt, en Australia, afirma que hay peces que pueden recordar a sus depredadores hasta un año después de sufrir una situación de estrés, y que muchos otros recuerdan perfectamente si han picado en el anzuelo de un pescador, evitando acercarse de nuevo.
Para comprobarlo, Warburton y sus compañeros realizaron varios experimentos recientemente, en los que testaron el comportamiento de varios peces en su hábitat natural y en otro artificial (un estanque). Allí, les pusieron a prueba con comida y distintos depredadores, concluyendo que los peces tenían memoria a largo plazo: los animales asociaban la cantidad de comida a uno u otro lugar, y de este modo creaban rutas y vías de escape por si se daba algún tipo de peligro.
De este modo, queda desmontado el mito: ¡ya es hora de dejar de tomar a los peces por tontos!