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Su abuela ha publicado la escena en Facebook provocando bromas y reacciones, pero ¿es eso algo por lo que estar avergonzado?
Playground community
03 Abril 2018 20:23
Casi podemos ponernos en los zapatos de esta adolescente. Cuando ella empezó a tener uso de razón, las pantallas táctiles eran ya un objeto de uso común. No ha conocido un mundo sin smartphones. La pantalla táctil es todo.
Ponte en su lugar. De pronto te encuentras ante ese teléfono de disco giratorio. “Se trata de pulsar números”, te dices. Y como la joven del vídeo, tocas las cifras a ver si se produce la magia. “¡Ah, que había de descolgarlo antes!”. Es que eran por piezas. ¡Con lo fácil que es acercarse esa pequeña tablita de cristal negro! ¿Y hay que enganchar el dedo en el agujero? ¿Y hacer girar el círculo? ¡Esto es ridículo! Disco, ¿dices que se llama disco? Vaya, qué sonido hace.
“¡Gíralo! Como si fuese la ruleta de la fortuna”, dice la abuela.
¿Girar? ¿El qué? ¿Y hasta dónde? ¿Hasta el medio no basta? ¿A tope? Y qué incómodo el cable. Así es imposible moverte libremente. ¿Y el sonido de llamada? ¿Cómo que no puedo elegir y tiene que sonar siempre un timbre estridente? Yo quiero que suene Bustamante. O Lady Gaga. Pero en vez de Lady Gaga, suena tu abuela.
Quizá lo más divertido del vídeo es el creciente enfado de la abuela. ¡Ella sí que no entiende nada! “¡Es un teléfono! ¡Te-lé-fo-no!”, repite indignada como un personaje de ET. “¿Cómo que no sabes cómo se usa un teléfono? ¡Voy a hablar con tu madre!”, dice la buena mujer mientras su nieta, totalmente bloqueada ante el ineficiente cacharro de plástico que no entiende, se tira en el suelo muerta de risa.
Pero la abuela ya no se ríe. Se le ha acabado la paciencia. “Es esa tecnología”, dice. Y cada vez que dice “tecnología” es como un insulto o una blasfemia. “Tengo otro teléfono como éste y lo voy a llevar a tu casa. A ver si aprendes a usarlo. ¡Es un teléfono!”. La mujer no da crédito.
Lo que hace unos años era habitual, ahora ya se ha convertido en obsoleto. Y por el camino, el choque generacional es desternillante.
Los teléfonos pueden pasar de moda, pero las abuelas, no.
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