La vanidad suele nublar nuestra mente. Cuando nuestra atención se concentra en lograr estar lo más divinos posibles, el resto deja de importar. Y a veces esa escena de amor y cuidado propio se transforma en... risas. Las de los demás. Pero no te preocupes, que al fin y al cabo todos somos bastante parecidos, así que no eres ni de lejos la única o el único en hacer el ridículo en público.
Suponemos que éste es el único alivio que le queda a esta chica vietnamita cuyo vídeo se ha vuelto viral en las redes sociales. Con muy poca sutileza, la protagonista del vídeo se detiene delante de la ventanilla de espejada de un coche para recolocarse el sujetador que, todo sea dicho, no parece ajustarse muy bien a su pecho, ya que le cuesta hasta tres intentos dejarlo en su sitio.
A continuación, ni corta ni perezosa, se dedica a rebuscar un pelo en su nariz justo cuando... se baja la ventanilla del coche y descubre que no sólo la han estado observando, sino también grabando. Todavía con los dedos en la nariz y tratando de ocultar su asombro, la muchacha desparece por las calles de Ho Chi Minh, la antigua Saigón.
Las imágenes han dado mucho que hablar en las redes sociales vietnamitas. Muchos internautas consideran que el vídeo no capta una situación casual, sino que fu escenificado. Esos argumentan que la muchacha se muestra demasiado desenvuelta para estar en la vía pública. También que no es necesario usar un espejo para recolocarse los pechos dentro de un sujetador. Una sabe perfectamente cuando sus bobbies se han desmadrado o cuando permanecen acomodadas en su sitio. Además, las caras que pone tras comprobar que sus pechos han quedado perfectos parecen más propias de quien está a punto de hacerse un selfie que de una persona parada medio de una calle por la que pasan más viandantes.
Sea falso o no, lo cierto es que todos hemos sido esa chica alguna vez. A todos nos han pillado haciendo algo de carácter privado en público. Seamos sinceros, ¿quién no se ha visto en una de estas otras situaciones?
Cuando te recolocas las bragas en el ascensor pero la cosa se complica y la puerta se abre justo cuando estás en mitad de la faena.
Cuando en un baño público te encuentras una espinilla en la cara que parece fácil de extirpar, pero terminas creando una batalla campal para el goce de todo el que entra en el baño.
Cuando te levantas de una silla de plástico después de unas buenas cervezas en un terracita al sol sólo para darte cuenta de que el sudor de tu culo te ha calado esos preciosos pantalones claros.
Cuando compruebas que tu pelo sigue perfecto gracias a la cámara frontal de tu móvil y todo el mundo piensa que estás sacándote selfies llenas de vanidad.
Lo dicho. Todos hemos sido esta chica alguna vez.