La explosión de emoción de una niña sorda que oye por primera vez

Annie vivía en un entorno sin sonidos desde que nació. La pequeña aprendió el lenguaje de los signos para comunicarse con su padres y con todos a su alrededor sin necesidad de usar las palabras. Las imágenes de arriba recogen el momento en el que, gracias a un implante auditivo, logra escuchar su entorno por primera vez.

La niña, que pertenece al 5% de la población infantil con problemas de audición, oye la voz de su madre que la llama por su nombre. Abre su boca asombrada y abraza al doctor, y totalmente abrumada se aferra a él.

A medida que el volumen de los sonidos aumenta, mientras la distraen con algunos juguetes como si se tratara de una consulta médica cualquiera, Annie nota el cambio. La niña expresa su alegría con una hermosa sonrisa y a través de su lenguaje de signos, esos que le han permitido comunicarse hasta ahora, demuestra su total emoción.

El implante auditivo que recibió Annie se llama implante coclear y es un dispositivo electrónico que cumple con las mismas funciones que el oído interno no puede, este le envía señales al cerebro para permitirle oír. Los niños que lo reciben pueden alcanzar un nivel de audición y de habla normales compatibles con su edad. La pequeña Annie no solo podrá escuchar, sino que también podrá aprender a hablar.

De acuerdo con datos de la Federación de Asociaciones de Implantados Cocleares de España, hay 14.500 personas con un implante coclear en nuestro país, y el 40% son niños. Gracias a la tecnología, los pequeños pueden aprovechar al máximo sus primeros años para absorber todo el conocimiento y las experiencias posibles que sirven de base para el resto de sus vidas.

Annie podrá escuchar no solo las voces de sus padres y otros seres queridos, también podrá escuchar los sonidos de la naturaleza, el ruido de la calle, escuchar a quien le hable por teléfono y descubrirá la música. Todo gracias a la tecnología.