Estás harto de oír eso de que el perro es el mejor amigo del ser humano. Vale, pero eso no quiere decir que puedas confiar en tu perro al 100%. Sobre todo si hay comida de por medio.
Mira si no a este Beagle llamado Lucy. A Lucy le encanta meterse en problemas y su dueña lo sabe muy bien. Con la intención de saber cómo se las apaña Lucy para liarla en la cocina, instaló una cámara y colocó estratégicamente unos nuggets de pollo en el hornillo.
¿El resultado? Lucy es más lista de lo que su dueña esperaba. Como se puede observar en el vídeo, el primer paso de Lucy es usar una silla para auparse, ya que sus patas no son lo suficientemente largas. El segundo paso es abrir la puerta del horno, algo que Lucy hace elegantemente con su patita izquierda ¡Es zurda! El último paso es claramente robar los nuggets, aunque quizás Lucy no lo planeó demasiado bien y los nuggets acaban por el suelo. Pero no importa, ¡ella los disfruta igual!
Aunque este sea un caso de robo bastante divertido, lo cierto es la ciencia ha demostrado que los perros son bastante inteligentes a la hora de engañarnos para lograr lo que quieren.
Unos científicos suizos llevaron a cabo un estudio titulado “Comportamiento engañoso en perros” centrado en analizar el engaño como habilidad táctica en los perros. Durante la prueba se ofrecía a los perros tres lugares con comida: un bol con su comida favorita, otro bol con una comida que no les gusta mucho, y un tercer bol completamente vacío. Y tres tipos de personas: el dueño cooperativo, una persona desconocida cooperativa y una persona desconocida no cooperativa.
La prueba consistía en comprobar a dónde llevan los perros a cada una de las tres personas y los resultados demostraron que los perros eran capaces de engañar al desconocido no cooperativo para llevarlo al bol con su comida preferida mediante un cambio de comportamiento.
De hecho, varios estudios han demostrado lo conscientes que son los perros de su propio comportamiento. Por ejemplo, la risa y el llanto son comportamientos instintivos en los seres humanos, pero podemos manipular nuestra risa y nuestro llanto a elección. Los perros también tienen comportamientos instintivos como ladrar o mover la cola, y también son capaces de manifestar estos comportamientos según su voluntad.
Dicha capacidad supone un cierto grado de razonamiento, sobre todo cuando se utiliza para influir o engañar en los humanos. El mismo Charles Darwin aseguraba que muchos animales son capaces de procesar “las distintas emociones y facultades —como el amor, la memoria, la atención, la curiosidad, la imitación, etc.— de las que se jacta el hombre”.
Muchas otras autoridades científicas comparten la idea de que los animales poseen en diferentes grados la capacidad de razonar, sentir y comportarse de manera inteligente. Por lo tanto, la próxima vez que tu perro interactúe contigo, ¡pregúntate que es lo que quiere en verdad!
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